lunes, junio 05, 2006

DE ZAPATOS Y PIES

Los pies nos unen al mundo. La cabeza se despeina con el viento y sólo los pies nos traen de vuelta, nos clavan en la realidad del día a día, del aquí y el ahora. Bien mirados los pies son feos, con el meñique allí al final tan desvalido, tan poca cosa, casi inútil; y esa desproporción entre el dedo gordo y los demás es a todas luces aberrante e injusta. Por si fuera poco, los dedos de los pies son el recuerdo de que un día nos andábamos por las ramas y no llegábamos a simios superiores. Los pies también son origen cotidiano de dolor y cansancio: si se te cansan los pies la sensación de agotamiento es general, es lo que ocurre cuando vamos a la playa. Los derechos no se abofetean, se pisotean, las leyes se saltan, pisamos al de al lado y a quien haga falta, nos humillamos a los pies de su señora, tú y yo somos gente de a pie, si colocas un objeto sobre su base más pequeña lo estás poniendo de pie, el peregrino va rezando pero son sus pies los que se llagan. Razones suficientes para afirmar que los pies son la parte de nuestra anatomía más humana, y merecen nuestra atención.

No hace tantos años, si la economía de alguien era humilde esperaba a que el tranvía parara del todo antes de bajar, para que no se desgastaran las suelas de los zapatos, es un ejemplo que a lo mejor no viene al caso. Otro, en Japón te descalzas antes de entrar en una casa. La calle está bastante menos sucia que en España y, sin embargo, los zapatos se dejan en la entrada. Lo mismo sucede en oficinas, colegios, restaurantes y un largo etcétera. Vivir en Japón es un constante irse quitando y poniendo los zapatos. Muchos jóvenes, para no pasarse el día enredados con las cordoneras, chafan el talón y convierten sus zapatos y zapatillas en sandalias. Hay marcas que directamente comercializan modelos -tanto de deportivas como de zapatos de vestir- sin talón, o en los que el talón es una lengüeta que puede ir pisada o levantada indistintamente; en cualquier caso: calzado de quita y pon. Es una costumbre a tener en cuenta por los fabricantes que quieran introducirse en el mercado asiático.


Calzado de carpintero, lo usé en el Chouchin Momi.

Los ninjas, personajes conocidos por ir embozados y usar estrellas proyectiles, calzaban unas botas que separaban el dedo gordo del resto. Se supone que se tiene más sensibilidad del terreno que se pisa y es más difícil tropezar. Tiene que haber algo de cierto en todo esto porque, hoy en día, los carpinteros siguen usando unas botas parecidas a las de entonces para andar por los andamios; pero no los carpinteros que hacen muebles, sino los que hacen casas. Los carpinteros también llevan unos pantalones bombachos que sirven para detectar los obstáculos y evitar accidentes, algo así como los bigotes de los gatos.

Qué le vamos a hacer? Siempre me ha parecido interesante observar la relación que mantienen los hombres con sus pies. Una vez conocí a una mujer que mantenía una relación con dos pies al mismo tiempo.

1 Comments:

Blogger Pascual Albero said...

compañero, tu pie es mucho más fotogénico que el mío, dónde va a parar?

julio 10, 2006 7:50 p. m.  

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